Los estancos llevan más de 380 años ocupando un sector económico fundamental para la economía nacional. Desde que en 1636 Felipe IV instaurara, en la corona de Castilla, el estanco del tabaco como fuente de ingresos para el Estado, las ahora llamadas expendedurías han convivido con todo tipo de escenarios que cada época ha llevado consigo.
En la época actual, podemos afirmar, no sin cierta desazón, que los estancos llevan décadas sorteando obstáculos que dificultan su trabajo como servicio público, desde el peligroso aumento de contrabando de tabaco, en línea con la carga tributaria a las labores del sector en época de crisis económica, hasta las restricciones publicitarias que mantienen atada de pies y manos la competencia de las empresas en el mercado.
A pesar de todas estas trabas, y algunas más provenientes del rígido marco normativo, que estimamos necesario para la regulación de un producto dirigido exclusivamente al público adulto, los estanqueros luchan día a día por mantener un trabajo definitivamente digno y solicitado por un conjunto nada desdeñable de la población española que sólo demanda libertad personal de elección y libertad de empresa.
Los datos están sobre la Mesa del Tabaco, la agrupación que reúne a toda la cadena de valor del sector tabaquero en España: según su último informe La importancia del sector del tabaco en la economía española 2017, elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI), en la actualidad, cerca de 50.000 personas trabajan en el sector del tabaco y dependen de él de forma directa, indirecta o inducida.
Y más: el sector del tabaco es uno de los mayores contribuyentes vía impuestos a las arcas públicas con más de 9.100 millones de euros anuales, el equivalente al 5% del total de los ingresos tributarios, y el 34% de los impuestos especiales. El tabaco es el producto de consumo con mayor carga fiscal de España: el 77% del precio de venta al público (PVP) equivale a impuestos, una tasa superior a otros productos sometidos al régimen de los impuestos especiales como los carburantes (47%), el alcohol (43%) o la electricidad (21%).
Cuando sabemos que los 13.286 estancos existentes en España aportan un total de 29.800 empleos dentro del sector del tabaco, representando el 60% del total, no queda otra que agradecer su labor y su esfuerzo, que es mucho, por seguir levantando la persiana de un negocio que implica un gran sacrificio personal y profesional.
Por todo ello, permitidnos que rindamos un pequeño homenaje a todos los estanqueros de este país que nunca se rinden, que se reinventan cada día y que hacen de nuestro sector el bastión inquebrantable de esta industria.
«Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo escaso. Frío extremo.
Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante.
No se asegura el regreso. Honor y reconocimiento en caso de éxito».
Ernest Shackleton, explorador.
