Don’t judge the book by the cover es un dicho en inglés muy famoso que viene a decirnos que no juzguemos por las apariencias, que a veces engañan. O en español más castizo, para el que siempre existe un refrán, que el hábito no hace al monje. En el caso de los cigarros, tiene parte de verdad y parte que no lo es tanto.
Es cierto que una capa bonita, de tacto suave, carente de manchas o rasgaduras, y sin apenas venas nos revela el mimo y cuidado que se le ha dado al cigarro en su elaboración. Esta primera impresión cuenta, y mucho, tanto como cuando en la primera cita nos arreglamos lo mejor que podemos para encandilar al que tenemos enfrente. Pero esta presentación miente en cuanto relacionamos determinados colores con tipos de sabor o fortalezas. Como la vida misma.