El hombre propone y Dios dispone. Esta quizás es la descripción más ajustada al nacimiento y evolución de La Casa del Tabaco (LCT) cuando en apenas cuatro meses cumplirá su tercer aniversario. En efecto, fue en noviembre de 2015 que el proyecto que durante un tiempo estuvo rondando por la cabeza del empresario Ramón Zapata se materializaba en una realidad y un sueño cumplido, y la puerta abierta para seguir cumpliendo muchos otros por el camino. El equipo directivo original se asentaba en cuatro realidades, tan distintas como necesariamente complementarias: Ramón Zapata, como Director General, José María (Pepe) Palacios, Director Comercial, Aitor Zapata, Director de Marketing, y Honorio Tortosa, Director de Operaciones.

El plan inicial consistía únicamente en la distribución de marcas de cigarros que fueran internacionalmente reconocidas por su excelencia, para diversificar la oferta de sabores y procedencias tabaqueras en el mercado español, en un momento en que el consumidor nacional comenzaba a estar mejor informado sobre el mundo de posibilidades que existía para hacerle disfrutar de un buen tabaco.

No obstante, la primera realidad con la que se topó el proyecto de LCT fue que muchas marcas ya habían iniciado conversaciones con otras empresas y tenían firmados acuerdos de distribución en España, y a algunas pocas le asustaba apostar por un proyecto nuevo de estas características, conociendo, además, lo difícil que era el mercado español para un sector tan singular como el del cigarro Premium. Lejos de amilanarse, Ramón Zapata siguió el camino previsto, pero añadió nuevas variables a la ecuación: crear marcas propias para LCT. Y, ¡eureka! la fórmula funcionó.

Ahora LCT distribuye de forma simultánea marcas de larga tradición como Oliva, Perdomo y Condega con nuevas labores como Raza, Anonymous, Kraken y Umnum, conviviendo a la perfección para cubrir diversos gustos e incluso, diferentes bolsillos. En este sentido, LCT ha procurado siempre no hacer competencia entre partners ni entre marcas, pues cada una está posicionada en un segmento de consumidores bien definido, con estilos de vida y preferencias distintas.

Si LCT empezó con un portfolio escaso de grandes marcas, hoy la empresa tiene el cupo más que cubierto y, aun así, alguna vez recibe solicitudes de grandes firmas para entrar en su cadena de distribución.

Que en la actualidad  LCT se haya convertido en una empresa consolidada en un tiempo récord, ha sido, sin lugar a duda, no un mero producto de la casualidad, sino fruto de trabajo duro, tenacidad, experiencia, saber hacer, actitud y, sobre todo, adaptación al medio. La propia experiencia como fabricantes y vendedores de cigarros premium, pero también como consumidores, ha sido clave para enraizar el proyecto inicial a las necesidades y singularidades del mercado con el que, además, LCT sigue evolucionando en paralelo y creciendo de forma exponencial.

Asimismo, quizás derivado de la educación en Alemania de su fundador, Ramón Zapata, todos los ámbitos de la empresa están impregnados de la más que justa, pero necesaria seriedad a la hora de proceder y comportarse en un negocio con altas dosis de responsabilidad para con la sociedad a la que sirve.

Es patente que LCT no ha escatimado esfuerzos para que la maquinaria de distribución funcione como un reloj y haya conseguido ser valorada, respetada y tenida en cuenta como ejemplo de integridad, tanto para sus clientes como para sus colaboradores, trabajadores, proveedores e, incluso, para el propio Estado, con el que cumple a rajatabla todas las directrices normativas de funcionamiento y de asunción de pagos.

En el presente inmediato, además, LCT participa en el proyecto de expansión internacional de las marcas Condega y Don José, actuando como su agente de distribución internacional y siendo la puerta de entrada a Europa para las diferentes líneas con las que operan. Estonia, Letonia, Suiza, Austria, Alemania, Holanda, Finlandia, Bélgica, Luxemburgo, Bulgaria, Eslovaquia y Suecia son, de momento, los países donde Condega y Don José han firmado acuerdos de colaboración con partners de reconocida trayectoria y reputada solvencia, lo que ha repercutido en el incremento de tareas de distribución y logística de LCT, así como en volumen de negocio de la compañía; y con toda probabilidad, seguirán haciéndolo en el futuro próximo de forma exponencial.

Dada la evolución y desarrollo extraordinario de LCT, el ahora Presidente de LCT, Ramón Zapata, vuelve a adaptarse a la nueva realidad de la compañía y anuncia, asimismo, el ascenso de Pepe Palacios, que a partir de septiembre iniciará una nueva etapa como Director General de LCT.

Las capacidades y conocimientos de Pepe Palacios son de sobra conocidos en el mundo del tabaco, al que ha dedicado la mayor parte de su vida profesional, siendo una de las figuras más respetadas del sector. Su responsabilidad, valores, buen hacer, el magnífico equipo comercial que ha creado y su actitud hacia el trabajo y hacia las personas han sido factores determinantes para que su designación como nuevo director general sea hoy un hecho.

Las dimensiones adquiridas por LCT hasta la fecha, tanto en volumen de trabajo como en personal laboral, requiere que la compañía asuma una estructura organizativa más compleja para la que la nueva dirección general ejercerá la gestión desde sus oficinas centrales en Valencia. Y también obedece a razones de tipo operativo, dado que Ramón Zapata seguirá ostentando la presidencia de LCT desde una posición orientada más a la estrategia que a la ejecución.

El equipo de LCT quisiera trasladar desde estas líneas sus más sinceras felicitaciones a nuestro nuevo director general, Pepe Palacios, y deseamos con el corazón en la mano, muchos más éxitos venideros para todos.

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