Los humidores son buenos aliados para conservar puros con toda su calidad y sabor.

Todo amante de los puros artesanales disfruta con cada fumada reflexiva que realiza tras las comidas o tras lograr un éxito deseado, pero ese momento de placer puede verse truncado por una mala conservación de los cigarros. Ello puede derivar en que se sequen o que se vean afectados por el moho debido al exceso de humedad.

Los puros nunca deben mantenerse en la nevera, ya que el tabaco es higroscópico, es decir, que necesita humedad y en el frigorífico solo encuentra sequedad. Una forma casera de guardar este producto para que conserve todo su sabor y calidad y no se contamine con otros aromas es introducirlo en un táper con un recipiente con una esponjita con un poco de humedad.

Otro método más minucioso todavía para conservar puros es a través de un humidor, una caja de madera (de cedro español, mucho mejor) que incorpora un sistema de humidificación y un higrómetro para que se mantenga en un 65 o 75% de humedad. Los hay sencillos, de viaje, de poca capacidad, pero perfectos para transportarlos, ya sea en la maleta o, los más pequeños, en el bolsillo interior de la chaqueta.

Consejos de andar por casa

Es importante además que no estén expuestos a corrientes de aire, tanto natural como acondicionado, o a luz solar, para que puedan salvaguardar la calidad de los puros artesanales en torno a los 15 años. De hecho, con la conservación se vuelven más sabrosos, refinados y homogéneos. Formas las vistas de tener un puro en perfectas condiciones para ser disfrutado como se merece.

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